Según Freud, la personalidad del adulto se compone de tres instancias psíquicas:
1. El Yo: Está compuesto por partes conscientes e inconscientes. El mundo real ejerce un fuerte control sobre él, que trata de mantener el equilibrio entre la realidad y el deseo.
2. El Ello: Es la más antigua de las instancias psíquicas. Cuando nace el niño, es la única que existe. Se rige por el principio del placer exclusivamente, y no se preocupa siquiera de la supervivencia del individuo.
3. El Superyo: Se forma a partir de la interiorización de la figura paterna. Constituye por tanto un sistema de control que va interiorizando todas las formas sociales y todas las restricciones que se aplican en la búsqueda del placer. Es el origen del sentimiento de culpa cuando se transgreden las normas.
LACAN
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